domingo, 31 de agosto de 2008

Torrente en la garganta. (A Paul)

Hola.
Hola.
Sonrisas.
El corazòn se llena de vos. Hay penetraciòn de alma y mil sensaciones en la garganta. Los latidos del corazon aturden y pierdo sentido de identidad. La sangre fluye mas ràpido y se nubla el pensamiento.
Suya, suya, suya.
Sos con èl.
Retumba y no cesa.
Me olvido de respirar.
Tu boca. No hay momento mas sublime que cuando tus labios aprisionan los mios, los muerden, los devoran.
Tu frente. Se agita y se moja, coronada de lluvias negras donde mis dedos se perderian eternamente.
Te sigo mirando.
Tu cuello late y tambien tiene hombros. Recorro tu cuello y mis manos acarician el mio. Debajo de la ropa hay un cuerpo, absolutamente perfecto. Un cuerpo que se desnuda, para ser adorado. Se viste de una piel suave, que muero por desgarrar pero por amor acaricio.
Junto al cuerpo hay una cama en algùn rincon del paraìso. Me rozo contra las sabanas, me envuelvo, me desenvuelvo, me revuelco. Son sabanas que abrazaron tu cuerpo y ahora abrazan el mio.
Llevas la taza de cafè hasta tu boca y volves a mirarme.
Tu sombra embiste la mia y no hay mas universo que el nuestro. Me embiste un torrente violento de pasiòn sucia, animal. Pura.
Puedo? Me decis, y agarràs el diario. Lo hojeàs por encima. Inclinas la cabeza para hojearlo.
Te miro desde abajo. Debajo de tu frente tambien existen los besos. Tengo que controlarme, me repito. Despacio, despacio. No quiero lastimarte, pero te devorarìa. No. No puedo morderte. Besos, besos.
El remolino en la garganta es mas real, lo estas revolviendo. A la par que revolves el cafè, me revolves la garganta. Te llevas la taza a los labios y tragamos juntos. Sentimos el mismo calor en los labios, el mismo placer, inconmensurable, de lo que quema dentro. No quiero soltarte pero me muero por volver a mirarte.