Habrè de levantar la vasta vida
que aùn ahora es tu espejo:
cada mañana habrè de reconstruirla.
Desde que te alejaste,
cuàntos lugares se han tornado vanos
y sin sentido, iguales
a luces en el dìa.
Tardes que fueron nicho de tu imagen,
mùsicas en que siempre me aguardabas,
palabras de aquel tiempo,
yo tendrè que quebrarlas con mis manos.
¿En que hondonada esconderè mi alma
para que no veas tu ausencia
que como un sol terrible, sin ocaso,
brilla definitiva y despiadada?
Tu ausencia me rodea
como la cuerda a la garganta,
el mar al que se hunde.
"Ausencia", Fervor de Buenos Aires, Jorge Luis Borges, 1923.
Tres minutos con la realidad
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