La que siendo hermosa siempre
no es presumida jamàs;
la que no es murmuradora
y calla sabiendo hablar,
la que teniendo riquezas
las sabe disimular;
la que no tiene caprichos
pudièndolos sustentar;
la que sufre y no se venga
de quien la llegò a irritar;
la que siempre fue tan cuerda
que, con su fragilidad,
no quiso un caballo tuerto
por otro ciego cambiar;
la que piensa alguna cosa
sin dejarla adivinar;
la que seguida por hombres
no vuelve la cara atràs;
una mujer semejante,
si es que se peude encontrar...
Otelo, William Shakespeare, 1602.
Tres minutos con la realidad
Hace 15 años
No hay comentarios:
Publicar un comentario