domingo, 3 de mayo de 2009

Madera balsa (Gracias, Diego)

Hoy amanece con sabor a naufragio y a tristeza encallada.
El corazòn de rodillas,
las pupilas desangrando miradas.
La esperanza agoniza, condenada a seguir esperando.
El abadono impone una purga de ingenuidad
que el moribundo llora exiliado.
La añoranza es un beso que fuè rìo
y hoy se seca sobre los labios.
El deseo desvelado,
una caricia en carne viva
desgarrada por sus manos.
El olvido, espejismo del que espera;
promesa incumplida,
absoluciòn que no llega.